El 2020, el año de “quédate en casa” y sin embargo me encontraba todos los días esperando el momento de salir a caminar a algún parque o sentarme bajo un árbol y leer. Entendí el papel crucial que jugó el tener estas posibilidades en una época de tanta incertidumbre y darme cuenta que era un lujo que no cualquiera podía darse. Reflexionando al respecto, mi mente trajo recuerdos de lo que el Dr. Seuss ya relataba en la época de los 70 ‘s en su cuento infantil “El Lorax”: en esta fábula, los habitantes de Thneed-Ville habían acabado con todos los árboles de la región, haciendo que el resto de la flora y fauna tuvieran que emigrar a mejores tierras. Una ciudad donde tener tu propio tanque de oxígeno era necesario para poder respirar.
Más de 50 años han pasado desde su publicación y esta fábula sigue tan vigente como en aquel entonces. Para quienes tuvieron la oportunidad de leerla, o haber visto su más reciente película, recordarán la palabra unless, qué quiere decir a menos en inglés. Si no la has visto o leído, estoy a punto de contarte una parte importante. Esta palabra fue lo último que dejó grabado el Lorax, guardián del bosque, antes de desaparecer junto con el último árbol. Al final del cuento el personaje principal entiende a qué se refería con esta palabra…“A menos que … alguien como tú se interese de verdad, las cosas jamás podrán cambiar”.
Es el año 2020 y una pandemia azota el mundo y nos hace reconsiderar la vida como la conocíamos. De pronto los abrazos y besos dejaron de ser una muestra de afecto y nos vimos en la necesidad de mantenernos lejos de nuestro seres queridos, y de cualquier otro ser humano, para protegernos. Vivimos una “nueva realidad” que causó y sigue causando estragos, especialmente en nuestro estado físico y mental.
De pronto, las calles se volvieron a llenar de gente que salía a pasear, caminar, o correr; muchas personas encontraron en la bicicleta o patines un nuevo pasatiempo. Cualquiera que fuera su propósito, la gente volvió a salir a las calles no sólo como el medio para llegar a sus trabajos, escuela o cualquier otro establecimiento, sino salir por el placer de estar al aire libre (1). Actividades en las cuales encontrábamos un respiro del confinamiento causado por la pandemia.
Sin embargo, esa oportunidad de salir y tomar aire fresco no es igual para todas las personas, y no porque no les gustaría, sino porque los espacios públicos de calidad se han vuelto un lujo, que sólo quienes pueden acceder a ciertas zonas de la ciudad tienen la oportunidad de disfrutarlas. Calles arboladas, parques seguros con juegos inclusivos y donde puedas sentarte a la sombra de algún árbol. ¿cuándo fue la última vez que disfrutaste de algo así?, ¿recuerdas cómo te sentías en esos momentos?
Respirar es una acción involuntaria, instintiva y necesaria. No obstante la calidad del aire que respiramos hoy en día ha decaído conforme hemos ido acabando con el medio ambiente y esto no había sido tan palpable como ahora; muchos estudios muestran que los efectos ocasionados por el COVID-19 en personas que viven en áreas con mala calidad de aire, presentan un índice de mortalidad mayor. (2)
Los patios y parques, las infraestructuras verdes y las áreas naturales no sólo purifican el aire, a través de la producción de O2, y ayuda a reducir la temperatura en el ambiente(3), también nos protege de los potentes rayos solares que tan comunes son en nuestra ciudad. Para mí, estar bajo un árbol es uno de los lugares donde me puedo relajar fácilmente y además, me llena de energía y de paz al mismo tiempo. Ya sea para pasear, ejercitarse o simplemente sentarnos a descansar, el efecto que tienen este tipo de entornos es, sin lugar a duda, positivo para nuestra salud.